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e rs 28 ORDINARIO DE LA MISA tribuit mihi? Calicem salu taris accipiám, et nomen Domini invocabo. Laudans invocabo Dominum, et ab inimicis meis salvus ero. Sanguis Domini nostri Jesu Christi custodiat ani- mam meam in vitan «eter- nam. Amen. que me ha concedido? To- maré el Cáliz de la salva- ción; invocaré el nombro del Señor, cantando sus alabanzas, y me veré libre de mis enemigos La Sangre de nuestro Señor Jesucristo defienda y conserve mi alma para la vida eterna. Amén. Este es el tiempo más propio para dar la comunión a lós fieles que hayan de recibirla. Durante la primera ablución dice el celebrante: Quod ore sumpsimus, Domine, pura mente ca- piamus: et de munere tem.- porali fiat nobis remedium sempiternum. Haz, Señor, que conser- vemos en un corazón puro el Sacramento augusto que acabamos de recibir, y que este don temporal produzca en nosotros fru- tos de salvación eterna. A la segunda ablución de los dedos y del Cáliz: ORPUS tuum, Domine. - quod sumpsi. et San- guis, quem potavi, adhze- reat visceribus meis et preesta, ut in me non re- maneat scelerum macula, quem pura et sancta refe- cerunt sacramenta. Qui vivis et regnas in seecula seeculorum. Amen. SEXTA PARTE H*> Jesús mío, que per- manezcan estrecha- mente unidos a mi corazón tu Cuerpo sacrosanto y tu Sangre preciosa, y no per nitas que después de ha- ber sido alimentado con sacramentos tan santos y tan puros, quede en mí mancha alguna de pecado. Que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén. DE LA MISA Esta última parte contiene la acción de gracias. En los primitivos tiempos de la Iglesia, cuando'los fieles comulgaban diariamente, se cantaba un salmo, que ahora ha quedado reducido a la antífona lla- mada Communio, es decir, Comunión. Después de recoger los corporales y cubrir el Cáliz, pasa al lado de la Epístola y lee la antífona llamada Communío.

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