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ORDINARIO DE LA MISA 11 El sacerdote besa el Evangelio y dice: V. Per Evangelica dic- V. Bórrense nuestros ta deleantur nostra delic- | pecados por virtud de las ta. palabras del Evangelio. En misas solemnes, cantada la Epístola, pone el diácono el libro de los Evangelios sobre el altar, y ministrado el incienso al preste, que lo bendice, como queda dicho, se arrodilla ante el altar y dice: Munda cor meum, etc., página 10; toma después el libro del altar y píde de rodillas la bendición al sacerdote, diciendo: V. Jube, Domne, bene- | dicere. R. Dominus: sit in cor- de tuo, et in labiis tuis: ut digne et competenter an- nunties Evangelium suum. In nomine Patris,. et Filii et Spiritus sancti. men. V, Dame, Señor, tu bendición. R. El Señor sea en tu córazón y en tus labios; para que digna y debida- mente anuncies su Evan- yelio. En el nombre del adre, y del Hijo, y del Espíritu santo. Amén. Recibida la bendición, besa la mano del celebrante, y con los mí- nistros. incienso y ciriales pasa al lado del Evangelió y canta éste, diciendo antes Dominus vobiscum, etc. Vuelve el celebrante al medio del altar y dice: “REDO in unum Deum, Patrem omnipotentem, factorem coeli et terrze, vi- sibilium onmium et invisi- bilium. Etin unum Domi- num Jesum Christum, Fi- lium Dei unigenitum. Et ex Patre natum, ante om- nía secula. Deum de Deo, lumen de lumine, Deum verum de Deo vero. Geni- tum; non factum, consubs- tantialem Patri, per quem omnia facta sunt. Qui propter nos homines, et propter .nostram salutem descendit de coelis. El ¿n- carnatus est de Spiritu Sancto ex María Virgine: et homo factus est. Cruci- fixus etiam pro nobis sub REO en un solo Dios, Padre todopoderoso, Criador del Cielo y de la tierra, de todas las cosas visibles e invisibles. Y en un solo Señor, Jesucristo, Hijo unigénito de Dios, y nacido del Padre, antes de todos los siglos. Dios de Dios, luz de luz, Dios ver- dadero de Dios verdadero; engendrado, no formado; | consubstancial al Padre, y por quien todo ha sido criado. El mismo que por nosotros los hombres, y por nuestra salvación bajó de los cielos. Y se encarnó por obra del Espíritu San- tu en las entrañas de la Virgen María, y se. hizo

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