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bien becha... Es cierto... Y lo es también que todos estos autores, tanto propios como extranjeros, al pu- blicar estas colecciones, ban pretendido resolver el problema de resar bella y artísticamente por medio de la música... Cada uno ba dado una solución según sus posibilidades. La del P. Plana, con este volu- men, es digna. Un espíritu refinado, nutrido del que debe ser nuestro pan cotidiano, manjar constante--el canto gregoriano y la polifonta clásica--tal ves encuentre al- gún lunar al bojear estas páginas. Tenga entendido que no se biso está compilación para quien se alimen- ta del Kyriale Vaticano, del Vesperale, Gra- duale o del Manuale pro Benedictionibus et Drocessionibus, ní para quien sea familiar la músi- ca de Vitoria, Palestrina, Viadana, Guerrero, Mo- rales... Para quienes en una bendición con el.Santt- simo pueden cantar motetes gregorianos o los que escribieron ¿Joaquin des Prés, o Palestrina; un Ave María de Vitoria; unas Villanescas 8spiritua- les de Guerrero, unas Canciones a Ntra. Sra, como las de Ancbhieta, Baena, Juan del Encina, An- toine de Févin, Jacob Obvecht, Compere, Gascong- ne..., efc., elc.; esta clase de centones no son necesa- rios. Para las capillas modestas, de pocos elementos y ástos no muy diestros, que necesitan cantar decorosa- mente las alabanzas del Señor, el libro del P. Plana será de una gran ayuda. Lo será porque lo reunido en estas páginas se ba despojado de aquel mal busto reinante en épocas pasadas; porque la actitud de esta