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e rr ARANA MN Pl ildoler EMT nn elo E E aaa a Ps TP PA ma? CEE Ps e 2 cn — DAR od GEDISA 166 TELEGRAFÍA tálica con una presión conveniente, para conseguir señales perceptibles en el teléfono. Por este medio se han podido oir en la torre Eiffel telegramas de Clifden y de Norddeich, a más de 1000 Km. de dis- tancia (Boulanger y Ferrié). Pero dejando aparte estos rarísimos casos, que no podemos seguir en nuestras prácticas, citaremos otros detectores, cuya seguridad y sensibilidad san- cionadas por la práctica de multitud de estaciones nos pueden servir de guía. En las páginas que anteceden, el autor describe ya los detectores electrolíticos y de cristal, su cons- titución, funcionamiento, etc., a lo cual añadiremos aquí algunas consideraciones y datos de orden pu- ramente práctico. Detector electrolítico. — Este detector no puede emplearse para grandes distancias, por no ser sufi- cientemente sensible. Es, en cambio, muy seguro y, por su fácil construcción, muy empleado en recep- ciones a corta distancia. De él hay muchas varieda- des, entre ellas la de Jegou, que construye la Socie- dad Radioeléctrica Francesa. En este detector es ventajoso substituir la amal- gama mercurio-estaño por la de mercurio-zinc. Cosa extraña: el electrodo activo, que es un hilo fino de platino, obra como catodo (negativo), y no como anodo (positivo); a causa de ser ligeramente atacado por el ácido el mercurio-zinc, éste es polo

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