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CAPÍTULO V En la milicia franciscana Entre ángeles.—Jesús viviendo con nosotros.—Otro eclipse total. —El día más grande de su vida.—Salvamento deses- perado.—Vendedores ambulantes y saltimbanquis. El futuro misionero ingresó en el Noviciado, con el corazón completamente desasido de todo lo terreno, Lo único que aun le quedaba al llegar a Tolosa era el reloj, y éste lo entregó a su tía. Jamás, aunque la orden ha mitigado en este punto su austeridad primi: tiva, volvió a usar de dicho objeto, tan común en nues- tros días, por más que sólo Dios sabe lo útil que le hubiera sido, llevando una vida tan llena y activa como la suya. Mucho llamaron su atención algunas costumbres del Convento, dándole motivo para ejercitar la viveza de su ingenio. Así, al ver que el maestro de novicios se llamaba Angel, que la capilla del Noviciado estaba dedicada a Ntra. Sra. de los Angeles y que cada novi: ció recibía al llegar un compañero a quien llamaban

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