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hijos a subir las escaleras de la miserable vivienda de los pobres Fundó para los jóvenes el patronato de San José e hizo ingresar en la congregación de Hijas de María, inspirado en la sublime igualdad cristiana, no sólo a las jóvenes acomodadas, sí que también a las criadas y muchachas del campo. El mismo, multiplicando sus apostólicos trabajos, recorría las calles de la ciudad y los pueblecillos comarcanos, consiguiendo atraer poco a poco hacia el redil de Jesucristo a muchas almas, que por lamenta- ble rutina permanecían alejadas de la Iglesia. Visitaba a los enfermos, pedía limosna para socorrerlos y aun se despojaba de lo poco que tenía, a fin de aliviar sus necesidades. Uno de los días le sorprendieron al anochecer, llevando sobre la espalda el colchón de su cama para darlo a una pobre española, que encontró enferma y acostada sobre el suelo de un miserable cuchitril. A los pocos días fué a visitarle su padre y habien- do notado la ausencia del colchón le compró otro, que pronto emprendió también el camino de una buhardilla. En otra ocasión observó que su hijo no encendía la cocinilla durante el invierno, y temiendo fuese por falta de recursos, le compró una buena pro- visión de leña, lo cual alegró sobremanera al Apóstol, que dijo para sus adentros: «esto de más tendrán mis pobres,» y la distribuyó inmediatamente, contento de seguir calentándose al fuego de la caridad. Las provisiones del padre no llegaban a satisfacer la inmensa prodigalidad del hijo, que se veía obligado a buscar por otros medios cuánto necesitaba, para