BCCPAM000R08-4-10000000000000

CAPÍTULO HI Proezas de un Coadjutor Lejos del país natal.— Un subprefecto en las buhardillas.—El criado de los pobres.—Un general prisionero.—Pobre mal alojado.—Dos hermanos a la muerte. Nombrado poco después de su ordenación Coadjutor de San Gaudencio, el nuevo sacerdote se hubiera visto algún tanto desorientado si no le esperara allí un venerable Párroco, que le sirvió de protector y de guía en los primeros años de su ministerio. El joven Coadjutor se unió a él con la sencillez de un niño, escribiéndole antes de llegar estas palabras, que refle- jan toda la pureza de sus aspiraciones: «Nacido bajo otro cielo, no conozco en esa ciudad ni en sus alrede- dores más que a Jesucristo, y por consiguiente a usted que es para mí su imagen viva. Desde hoy pues, le considero como mí Párroco, mi defensor y mi Padre.» Decíale a continuación que esperaba sus advertencias y correcciones, cuando cometiera algún defecto, ya fin de estar más seguro de conseguirlo, escribió al

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz