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— 315 — la cesación de unos cólicos hepáticos que hacia tiempo le molestaban, Don X..., de Bourg-Saint-Andéol, la curación de una congestión pulmonar, Otros enfer- mos declaran que se curaron con sólo tocar la ropa o algún objeto del P. María-Antonio. No es extraño, El Bienaventurado Cura de Ars hacía sus milagros invocando a Sta. Filomena, y nuestro Capuchino los hacía poniendo por intercesora, junto con S, Francisco y S. Antonio, a Ntra, Sra. de Lourdes. El ángel del dolor había batido sus negras alas sobre el castillo de Brioudes, donde moraba la noble familia de Niel, sumiendo a todos sus habitantes en la más profunda aflicción y en un continuo sobresalto. He aquí la causa: Cecilia, una de las señoritas de la casa, a consecuencia de un pinchazo recibido con una pluma mojada en tinta, había visto en pocos días hincharse de modo alarmante, primero la mano y después todo el brazo. El mal progresaba poco a poco, hacía ya once meses, y en todo este tiempo la paciente no había podido abandonar el lecho. «Los cuatro médicos que me visitaban--escribe ella misma—juzgaron indispensable y de toda urgen- cia la amputación del brazo, si se quería conservar mi vida, El día de la operación estaba ya fijado, y el estado de mi brazo era tal que daba espanto el verlo. La consternación de la familia era grande y mis sufrimientos horribles, »En esta situación me hallaba, cuando veo entrar un día en mi alcoba al P. María-Antonio. Tan santo como Siempre, empezó por hablarme de la sumisión alegre y pronta a la Divina Providencia y de la gran

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