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— 273 — el cambio de táctica, la evolución deseada por el gran Cardenal, en la cual, solamente aleunos iniciados pudieron entrever el pensamiento de León XIIL Le escribió, pues, y el célebre Arzobispo de Argel, que había despreciado cuantas injurias y quejas le dirigie- ron de todas partes, contestó a nuestro Capuchino estas significativas palabras: «Vuestra carta y vues- tros reproches me han llegado muy al alma.» Es que, habiéndole conocido de cerca, veía en él a un hombre de Dios, a un Religioso santo. Solamente la distancia que separa Lille de Tolosa y la diferencia de caracteres que entre tan opuestas regiones de Francia existe, pueden explicar el que hablando Monseñor Baunard del incidente por el brin- dis del Cardenal, haya aludido a «un monje del medio- día, célebre por sus excentricidades místicas». Tal vez ciertos espíritus que se creen muy equilibrados y prudentes tendrán, también, como excentricidades las cartas que este monje del mediodía escribió al Rey de Inglaterra y al Zar de Rusia, exhortándoles a volver con sus estados al seno de la verdadera Iglesia. No. La única excentricidad real se encuentra enla inmensa mayoría de la humanidad, colocada, por desgracia, fuera del centro del amor de Dios, en el que viven los santos y hacia el cual debieran gravitar todas las naciones. Al hacerlo así, sabía bien el P. María-Antonio que su Padre S. Francisco habia dirigido una carta, sin que por ello se le pudiera tachar de presunción ni de extravíos místicos, a los sacerdotes y fieles de todo el mundo, y sabía asimismo que algunos grandes acon- tecimientos de la historia han ido preparándose por 18, P. MARÍA - ANTONIO

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