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269 Los tesoros de la vida cristiana (1) completan este tra bajo, dando a las personas de cualquier posición que sean, reglas de vida cristiana y medios eficaces para perseverar en el buen camino. Por lo dicho se deja fácilmente comprender que el P. María-Antonio, como buen centinela de los ejérci tos del Señor, siempre estaba en la brecha, siempre acechando los movimientos del enemigo. No daba éste un paso adelante sin que el Apóstol lanzase su grito de alarma y excitase al combate. Así se nota que todas sus obras están escritas con esta preocupación y res- ponden a una necesidad del momento, no siendo de ex- trañar, por lo tanto, que se resientan de cierta precipi- tación. El ímpetu es irresistible, la imaginación brillan- te; pero le falta tiempo para corregir la composición. El autor es un soldado y, como tal, inquieto por herir cuanto antes a su adversario, no necesita bruñir las ar- mas, le basta con que hieran y descarguen recios golpes Le livre d'or des proscrits, que no es sino la histo- ria de la persecución de 1880 y que alcanzó un número considerable de ediciones, es un libro que marcó la frente del enemigo con un estigma indeleble. Y ¿quién podrá contar los golpes vigorosos que le asestó con su folleto sobre L'éducation chrétienne, furibundo grito de guerra sin cuartel contra los partidarios de la escuela atea, contra los laicistas? Basta leer sus prime- ras líneas para formar idea del estilo seco, penetran- te, sin compasión, de toda la obra. «Satanás, maestro (1) De esta preciosa obrilla, que debiera difundirse entre todas las clases sociales, y especialmente entre el pueblo, existe una edición española publicada a precio muy económico por la casa editorial de Gustavo Gili, de Barcelona. No nos cansaremos de recomendarla.—N. DeL T.