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— 268 entristecidos. —«¡Ah!—exclamó entonces el P. María. Antonio—para esto me ha enviado seguramente el Señor. Ya iré yo al enfermo, señor Cura.» Marchó en efecto, fué bien recibido y preparó a aquella alma para aparecer ante el tribuual de Dios, siendo esta conversión inesperada como el prefacio de la gran serie de triunfos obtenidos en la misión que debía empezar el siguiente día. Cuando el ministerio de la predicación o la conver- sión de algún pecador le dejaba libre, el P. María- Antonio se encerraba en su cuarto y allí trabajaba sin descanso, en provecho también de las almas, escri- biendo folletos de propaganda y opúsculos de devo- ción. ¡Cuántas producciones brotaron de su ardiente pluma, durante estos ratos, que el mundo llamaría de ocio, pero que no fueron ni menos fecundos, ni menos activos para el aprovechamiento espiritual de los pue- blos que evangelizaba! No son en ve rdad obras de pretensiones científicas, aunque algunas de ellas, como L'Infaillibilité y Le Protestantisme confondu, encie- rren en sus páginas doctrina abundante y segura. Estos dos libros son, no obstante, obras de vulgariza- ción, de controversia, de combate, inspiradas por sucesos y circunstancias particulares de su vida. Bernardette y Nos plaies sociales es una pintura vigorosa y palpitante de los males que afligen a nuestro siglo, contra los cuales lucha y trabaja sin descanso el Misionero. Le Manuel de la parfaite Congrega: niste, Le Tresor des Curés, etc., etc., dan reglas prácticas y sencillas para la preservación de la juventud. Le manuel du Tiers ordre, y más tarde la serie de opúsculos reunidos en un tomito titulado

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