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CAPÍTULO PRIMERO Niño de bendición Valle de oro.—El niño León, Papa.—A la sombra de los noga- les.—Niño, ¿qué haré?—Las tres S (eses).—Andar sobre el agua.—El desayuno de un mendigo.—¿No quieres amarme? Lavaur, valle de oro, como se complacía en llamarla el P, María-Antonio, es una de tantas ciudades peque- ñas, pero bonitas y coquetonas, de la región tolosana, que forman, por decirlo así, la suave transición entre las grandes ciudades, rodeadas de verdura, que se encuentran en el centro de Francia, y las ardientes llanuras del Mediodía. Apoyada sobre una roca, cuyo pie besan dulce- mente las aguas del Agaut y situada en medio de un valle en el que la dorada mies se entrelaza en mil caprichosas figuras con la frondosa arboleda, atrae poderosamente la atención del viajero, tanto por su gracia y aspecto moderno, como por sus antiguose históricos recuerdos.