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241 dio, pues las buenas Terciarias se habían ya repartido el manto del Padre para conservarlo como reliquias de un Santo. Volvió a su Convento de Tolosa, y lo pri- mero que hizo fué dirigirse a la sastrería, para dejar Carrito del P, María-Antonio aquel paño nuevo, tan pesado para él, y tomar otro manto digno de su madre la santa pobreza, Cuando ya en sus últimos años, a causa de su edad avanzada, no podía andar, usaba para ir a la Estación oa sus visitas un carrito tirado por una jumentilla, pero carro tan pequeño y humilde que Ja Semaine 16. P. MAKÍA-ANTONIO

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