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— 13— numerosas o que están demasiado llenas...» ¡Ah! es que la rica vegetación canadiense, con su exuberante verdura e insondables misterios posee también su espe- cial atractivo, y el viajero que por vez primera la atraviesa, queda agradablemente sorprendido al verla tapizando las vastas llanuras y hermoseando las mon- tañas, cuyas verdes siluetas se destacan sobre el horizonte. En nuestra primera edición, la abundancia en los detalles, el cuidado escrupuloso en la documentación y la investigación y confrontación de las citas, entra- ban, como parte principalísima, en el plan que nos habíamos trazado de antemano. Queríamos hacer un trabajo verdaderamente histórico, conservar datos que si hoy tienen en grande estima nuestros hermanos los Religiosos, serán mañana, estamos convencidos de ello, de un valor mucho mayor todavía. No obstante, hemos de confesar que nuestro anhelo no menos vehe- mente era presentar el santo de Tolosa a aquellos que no le conocían o le conocían tan sólo a medias. A conseguir este fin se endereza de un modo espe- cial la presente edición, más reducida, más asequible y por lo tanto más apta para difundirse por todas partes. En ella podrán expansionarse nuestros lecto- res con mayor holgura, pues el bosque a que antes aludíamos está ya limpio, arreglado y aun enriquecido con nuevos arbustos y florecillas que hemos podido recoger en estos dos últimos años. Con esto el orden y trabazón del nuevo libro ad- quiere mayor regularidad, la narración es más rápida y viva, y el interés, como más concentrado, es por lo mismo más sensacional, resaltando en él con un vigor,