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— 13 girles unas palabras a las mujeres que llenaban el templo, les dijo: —«Hoy vamos a hacer una procesión por la plaza de la Iglesia.» En efecto, salió el Sacris: tán llevandola Cruz y acompañado de los Acólitos; las mujeres, sin sospechar el lazo que les tendía el Padre, siguieron detrás, cantando fervorosamente; en último término iba el P. María-Antonio. Cuando vió que las mujeres estaban ya fuera de la iglesia, hizo una señal a los hombres que entraron todos en el templo, mientras las curiosas hijas de Eva seguían cantando, detrás del Sacristán que les hizo dar unas cuantas vueltas por la plaza. Cuando quisieron entrar las puertas estaban cerradas. La alocución que dirigió el día de Pascua al pueblo de esta misma ciudad en el momento de levantar la Cruz de la Misión, en la plaza de Nuestra Señora, es una obra maestra en su género. Con feliz oportunidad hizo pasar uno a uno, ante el símbolo de nuestra Redención, a los Patronos de las diferentes iglesias, cuyos Párrocos, presentes allí, vestían los más ricos ornamentos. Así, no esde extrañar que los vivas y aclamaciones de la multitud salieran espontáneamente y sin interrupción de aquellos pechos abrasados por el entusiasmo. Hallándose en Cette y aludiendo al mar, que baña a la ciudad, escribía a su familia: «Estoy haciendo una pesca maravillosa. ¡Ah! ¡qué peces tan grandes van cayendo en mis redes!» En la Iglesia de San Luis era tal la avidez con que se escuchaba su encendida palabra, que para las tres de la tarde estaba el templo completamente lleno. Al terminar la Misión de Aire, el señor Obispo,
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