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7 DR AMA AAA A rr a ls ak Mas la niña insensible seguía. ¿Ha muerto?... ¡qué pena!... Hasta el hombre más cruel lloraría de mirar tan dramática escena. La vistió con un traje de armiño; aquel traje mismo que la puso con tanto cariño en el día del santo bautismo; la envolvió en una limpia frazada, con un velo fino encubrió su doliente mirada y a Pompeya con ella se vino. Yo la vi: ¡y ojalá no la viera!... tan grande fué el duelo que de verla llorando sintiera que no supe ni darla un consuelo. TY