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Mp Pendía de su cuello | un santo escapulario, y sus dedos pasaban lentamente las cuentas de un rosario. Qué impulso tan vehemente sentí en aquel momento de postrarme junto a ella reverente y preguntarle: ¿qué causa tu tormento?... 4 Los fieles, que en la tarde de aquel día, » en santa romería al templo de Pompeya iban llegando, pasaban de puntillas a su lado: y así que iban pasando, movidos de emoción y de tristeza, volvían la cabeza a mirar su semblante demacrado. Y algunos con muy hondo sentimiento, Ñ al verla en tal estado, decían entre dientes: ¡pobrecita!... - Mi