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74 montamos y dimos un estrecho abrazo á nuestro amado Padre Guardián y demás Religiosos. Terminado el cántico pasamos al espacioso claustro, en donde el muy reverendo Padre Custodio se sent6, teniendo á su lado á los dos misioneros. Volvieron á cantar los estudiantes otro himno solemne y conmove– dor á la Reina de los cielos, y acto seguido subió á un púlpito provisional el corista Fr. Lucas de Ibarra, quien, haciéndose intérprete de sus hermanos Religio– sos, pronunció un hermoso y entusiasta discurso, dán– donos en nombre de la Comunidad la enhorabuena por nuestro feliz r egreso. Nuestro compañero de Misi6n el Rdo. Dr. D. Euri– qtie Collins, que se separó de nosotros en San José de Putumayo para visitar á los indios cofanes de Santa Rosa, San Miguel y Aguatico, bajó por el río Coca al Na.po, encon.tránclose con 1as Misiones de los Padres Jesuítas, quienes lo recibieron fraternalmente y le pro– porcionaron r ecursos para poder continuar su viaje hasta Quito, de donde vino á este convento el 24 de Di– ciembre. Con él pasamos felices Pascuas de Navidad. Hasta aquí mi relación intitulada Una vis 1 itct al Oa– quetá, la cual contiene lo más notable acontecido en el viaje. Suplico á cuantos esto leyeren eleven fervientes súplicas al Seüor para que_me conceda la gracia de par– tir nuevamente á las regiones del Caquetá para atrner al redil de J esucl'isto á cuantos en ellas existen. Tulcán (Ecuador), 31 de Diciembre de 1893.

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