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73 tramos en la ciudad, dirigiéndonos al convento. En las calles paramos cinco veces para oÜ' otros tantos discur– sos que tres niños· y dos niñas nos dirigieron, ensalzan– do la obra del misionero católico, felicitándonos por nuestro feliz regreso, y manifestando la gratitud que nos tenían por el interés que nos tomamos por la civi– lización del Caqnetá. A la una de la tarde llegamos al convento, en donde despedimos á nuestros obsequiantes compañeros, entre los cuales se encontraban D. Primitivo Quiñones, re– presentante á Cortes de estas tres provincias, D. José María Benavides, prefecto de la provincia, el fiscal, el alcalde y otros muchos señores. En el convento encontramos á nuestro queridísimo M. Rdo. P. custodio Fr. Melchor de Tivisa, quien sus– pendió su salida para Tulcán ocho dias antes para ir en nuestra compañia. No necesito decir las demos– traciones de cariño que nos hizo, y la satisfacción y contento con que conversamos toda la tarde y buena parte ele la noche. El 5 salimos de '1.'úquerres dicho Padre Custodio, el Rdo. P. Francisco y el que subscribe, con dirección á nuestro convento de Tulcán . Después de un viaje feliz pasamos á las cinco ele la tarde el puente que separa á Colombia del Ecuador, y á las seis llegamos á 'l1ulcán. ¡ Qné alegría!. .. ¡ Qué gozo al vernos entre nuestros amados henna11os después de cinco meses de separa– ción! Sali6 á recibirnos toda la venerable Comunidad con su digno gnartliá.n l\f. Rdo. P. Manuel de l\Iont– buy. Apenas llegamos á la puerta del convento, los es– tndiantes de teolo~ía eotonaron nn tierno y entusiasta cántico, letra de Fe. Antero ele Morentín y música de Fr. 'l 1 eófilo de Abarzuza. l\Iientras los coristas cantaban sn bonito himno, des- º

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