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~ 54: Cantamos Vísperas. y rezamos una decena del Rosa– rio, y al salir de la iglesia vimos á los indios haciendo prep~rativos para la diversión ele la vaca loca, que practican como en Mocoa. Mientras los jóvenes corrían delante de la vaca loca, dos ó tres inclios distribuían sin cesar á los espectadores chicha y guarapo. Una fuerte llnvia vino á sorprenderles durante su diversiónt mas no por eso la suspendieron. Fastidiados nosotros de aquel juego tan monótono, nos acostamos dejando continuará los indios hasta cer– ca de las doce de la noche, hora en que les mandamos retiraJ"se para poder dormir nosotros: ellos marcharon á casa del fiestero y amanecieron tomando chicha y bailando. A la mañana siguiente se tocó el bombo para suplir las campanas; á su ~oniclo acudieron los indios, y cele– bré Misa solemne calltada en honor de su Patrón San Rafael. Después de la función se presentaron en nues– tra casa, y al dirigirnos la palabra comenzaron por de– cir: Yo polYi·e, yo pob1·e : venían muy pintarlos, y nota– mos que muchos de ellos se habían arrancado los pelos de las cejas y pestañas. Por la tarde cantamos Vísperas en lionor del Arcán– gel San Gabriel, acompañándonos el bombo. Observamos que los iudios tienen la costumbre de repartir entre sí todo lo que se les da para comer; para cerciorarme mejor di á uuo un poquito de carne, lo re– cibió con humildad, y al momento lo hizo pedacitos casi imperceptibles para repartirlo á sns compañeros. Cuan– do recibían café ó un plato de caldo, tomaba el primero una cucharada y pasaba el plato al segundo, y éste al tercero, y así sucesivamente hasta que se acababa sn contenido. Esta costumbre la hemos visto practicada por los indios de todas las tribu$.
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