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51 Mercedes. A la noche se divirtieron mucho los indios con lo que llaman Vaca loca. Forman una especie de vaca, cubierta con piel : eu lo que destinan á cabeza ponen dos palos de media vara, á manera de cuernos, y en la t rasera un palo largo, embetunado, lo mismo que los dos cuernos, con ciertas resinas que los indios sacan del monte: les prenden fuego, y un indio se pone en la cabeza lo que llaman vaca, y corre siguiendo á los demás por toda la plaza. Como el palo de atrás es muy largo, y en la extremidad lleva la r esina encendi– da, sucede muchas veces que dando vueltas da también con el fuego en el cuerpo de los indios, <:JUienes á la mañana siguiente aparecen con quemaduras en el cuer– po. La diversión suele durar tres horas, hasta que se apaga el fuego. El día 8 nos despertó el frío, por ser el clima de Mo– coa menos ardiente que el del río Caquetá. Hubo Misa cantada con música de flautas y bombo, que rara vez estaban acordes. En este día, aunque era domingo, las indias limpiaron la plaza con machetes, mientras que sus maridos ponían cuatro puntales en la casa conventual que nosotros ocupamos. Es costumbre muy antigua de los indios de la tribu rnocoa y de los sybundoyes trabajar todos los domingos en alguna obra pública. El P. Collins sali6 para un punto próximo á Conda– gua y una jornada distante de Mocoa, en donde decían haber una mina de petróleo, aprovechando esta ocasión para examinar varías minas de carbón de piedra. El P. Francisco fué á visitar algunas familias de Pueblo Viejo, que dista dos horas ele Mocoa. El 13 llegó el P. Collins de su expedición, no pu– diendo dar con la fuente de petróleo. Trajo nnos trozos de carbón de piedra, al parecer de muy buena calidacl á pesar de haberlos hallado á flor de t ierra.

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