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35 El 13 cosimos la vela para la canoa. Ya al obscurecer nos dieron la agradable noticia de que al día siguiente vendrían bogas para llevarnos Caqnetá abajo. Al otro dia celebramos sin asistentes : bajó mucho el termómetro y continuó lloviendo.' El correguage Chi– chico nos enteró de las costumbres de los indios corri– jonas y huitotos, diciendo: -No q_itim·e 1·omadizo: cocinando ollas g1•a;n,des: 1·obando, matando, cocinando. El comerciante Fidel Villota traía tres peones bogas, y roient~as se detuvo un momento á hablarnos, otro co– merciante le quitó uno de ellos; dato que enseña cómo viven los comerciantes en el Caquetá. Este día llegó D. Aurelio Gasea, alcalde, con seis in– dios que habían de ser nuestros bogas en toda la expe– dición por el Oaquetá: estos indios eran tamas y corre– guages: sus figuras nos admiraron: todos venían con sus caras pintadas: uno en especial traía las labios y dientes ele negro y todo él muy des.figurado. Otro lle– vaba en el labio superior dos palitos negros como agu– jas grandes, y colocados á manera de cuernos: todos ellos nos contemplaron algunos momentos con admira– ción. Di al indio correguage Chichico un poco de té, y al momento de tomarlo me dice: - 1J1.ucl1,o sab1·0s0 tiene. rrodos estos días los pasamos abrumados por el ca– lor sofocante, que por la noche disminuía un poquito, aguantando dos días pesadísima atmósfera que vino á darnos una copiosa lluvia, y sufriendo continua molestia de los moscos, qne nos molestaban incesantemente. El P. Collins tocaba su violín, variando piezas de diversas naciones, y los indios admirados se acercaban á oírle. Quisimos observar con disimulo lo que haría un indio al oir el violín: cuando estaba más descuidado empezó

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