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34 otros objetos: iµerced á los comerciantes tienen estos indios gran afición al aguardiente. Los correguages están bautizados, contraen matri– monio y saben respetarlo, no cometiendo jamás el pe– cado de adulterio. Los tamas habitaban en el río Caguán, seis días más abajo que Tres-Esquinas, y no pudiendo sufrir los atro– pellos que con ellos cometía un comerciante, huyeron hace J>Ocos años, abandonando el Caguán y refugiándo– se á los correguages en el Ortegnasa. No pudimos cerciorarnos si los tamas están bautiza– dqs: después de hacer todas las averiguaciones que es– tuvieron á nuestro alcance nos inclinamos á creer que esa tribu no ha recibido el Sacramento del Bautismo: conseguimos instruir algunos y los bautizamos. El mismo día 10 se reunieron algunos indios en nuestra casa y los observ'amos mucho; notando que nos miraban con atención y hablaban entre sí en su dialecto con mucho interés; la mayor parte de ellos no habían visto jamás un sacerdote. El 11 bendije un matrimonio de una india mocoa que se confesó y comulgó. Distribuí medallas á unos indios semisalvajes, quienes manifestaban mucho contento: unos se las ponían en el cuello, otros al brazo y alguno la llevaba en la espalda. Este día marcaba el te1·mómetro 57° al sol y 35° á la sombra; así que pasamos la noche sin poder conci~iar el sueño por el excesivo calor. El 12 asistí á una moribunda que pocos meses antes vino al Caquetá huyendo de su casa con un hombre; en su enfermedad estuvo completamente abandonada. Un indio correguage nos enteró de lo que con ellos ha– cen los comerciantes, y de su relación se infiere que esos pobres indios son sus verdaderos esclavos.

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