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30 gamos á Quinoró, en donde hay cuatro casitas habita– das por negros con sus mujeres é hijos. Quinoró está en un punto muy pintoresco y ventilado, y se presta á que en él se funde un buen pueblo. Además de las ~guas del Caquetá, que allí no son buenas, tiene un es– tero con abundante agua corriente. A las once y media seguimos el viaje, pasamos por e l río Chuntijosa, y paramos en una casa, cuyos habi– tantes estaban en el monte. Al otro día celebramos en la casita y continuamos el viaje. Epcontramos dos canoas, que f~1eron las prime– ,ras que vimos desde qt:te salimos de Limón . En una de ellas venía el a lcalde de Tres-Ésqninas, quien pasó á nuestra canoa, y con él fnímos á la casa-alcaldía. Nos enteramos de la vida de los comerciantes,' y comenza– mos á conoce~-lo~. Los comP.añeros que venían con el alcalde eran rnd1os tamas, que estaban sin bautizar. En Ttes-Esquinas nos encontramos sin pod~r conse– guir bogas para continuar nuestro viaje. Los indios de . Pacayaco y Limón no quieren seguir adelante por te– mor á las calenturas; y es tal la prevención que tienen, que por todo el oro del mundo no pasan de 'rres-Es– quinas. Tres-Esquinas se llama el punto en donde el Orte– g uasa d<>ja sus aguas en el Oaqnetá. Su posició11 es ventajosa para los comerciantes, por poder comuni– carse con el Tolima por el río Orteguasa y con Mo– coa por el Caquetá. En las orillas clel Orteguasa tienen sus viviendas los indios correguages y tamas, formando cuatro pueblos , que son Jarnmano, Hericuntí, P icunti y San Antonio. El primero djsta dos ó tres horas de Tres-Esquinas y -el último tres días. Cuando pretendíamos enviaí• algún posta para que de estos pueblos nos bajasen indios que

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