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15 disputa con el gobernador de Santiago por cuestión de los cargueros, que habían de transportar nuestras cosas; y tal vez para disipar el mal humor que le ocasionara la contienda, empinó más de lo conveni011te el mate, de suerte que no se atrevió marchar aquella noche á st1 pueblo, y vino á suplicarnos le diéramos posada: lo ad– mitimos, y le hicimos dormir en la cocina de nuestra casa-convento. En el mismo Santiago un indio me hizo esta rara pregunta: -¿Tuvo padrino de bautismo Jesucristo? -¿Cómo no? le respondí. -¿Quiénes fueron? Entonces expliquéle como la Beatísima Trinidad con– currió al bautismo de Jesucristo. -Estaba, Tespondí, el Padre Eterno, que dijo: «Este es mi Hijo muy amado, en quien tengo todas mis com– placencias;" esta ba ei Hijo, á quien ioa á bautizar San Juan; estaba el Espíritu Santo también, pero en forma de paloma. Con esta explicación quedó tan alegre y contento, como quien se libra de nn grave peso, diciéndome des– pués que varias veces había hecho esta pregunta, y qne hasta entonces no había recibido contestación satisfac– toria. El 3 de .Agosto celebramos la festividad de Corpus Ckristi, que estaba atrasada. En esta solemnidad acostumbran los indios de Santiago devoi-ar cuatro ó cinco r eses, agotando por supuesto una buena cantidad de chicha, que con anticipación fabrican. Como esta vez no hubo tiempo para hacer estos preparativos, es– tuvo la fiesta algo desanimada, concretándose á Misa solemnemente cantada, con el Señor manifiesto, y la pro– cesión por las calles, en la que el gobernador y el sín-

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