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Il tisima Virgen es de lo mejor de su época: se ve no obstante, que una mano profana al arte y 4 la his- toria ha desfigurado en tiempo no muy remoto la hermosura y esbeltez de la sagrada efigie. Esté Ma- ria Santisima con la mirada fija en el cielo; la mano izquierda sostiene un gracioso nifio, y en la derecha levantada en alto, lleva una granada en actitud de ofrecerla al Eterno: actitud harto significativa que nos la presenta como Madre de un pueblo unido en apretado haz contra el poder invasor y barbaro (en los dias gloriosos para Espafia y particularmente para Navarra) de la reconquista de nuestro idola- trado suelo. Ahora Vemos con gran pena, matilada la Imagen en su natural y simbdlica posicién: pues el brazo derecho truncado en su parte anterior, esté unido al talle con pésimo gusto artistico; mientras del bello rostro de Maria y del gracioso Nifio Divi- no ha desaparecido la huella inimitable de los siglos por obra de algiin modernista tan amigo de lo nue- vo como enemigo de lo bello. El santuario de Rocamador ocupa en las inme- diaciones de Estella un lugar muy en armonfa con su nombre y con su historia: levAntase majestuosa- mente humilde al pié de elevadas rocas, pequefias estribaciones de la mds alta que sirvié de base al antiquisimo castillo de los Reyes de Navarra, coro- nado por una enorme Cruz de hierro, llamada por los naturales «la Cruz de los castillos». Esas gigan- - tescas moles de piedra que protejen el Templo de

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