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Bika ORACION. Nos es mul dulce, Sefiora, invocar vuestro Nombre en Ja tribulacién que acibara nuestra vida; pero presentimos que aun nos ‘ha de ser mas dulce pro- nunciarlo en la hora de nuestra muerte: escuchad entonces nuestros gemidos, Ma- dre piadosisima; de aquel momento so- lemne depende nuestra eternidad, y si entonces nos vemos privados de vuestro , _ auxilio, los infernales lobos haran presa en nuestra alma, 4 quien, persiguieron en tantos afios sin dar alcance, no se glorien, Sefiora, nuestros enemigos de haber vencido al morir 4 quien viviendo no pudieron vencer porque Vos le dis- téis fortaleza; si entonces vencemos, |joh Maria! nuestra victoria serd completa y permanente; estaremos seguros en el cielo, donde en voz alta diremos para que todos sepan que 4 Vos es debida la honra de nuestra victoria; y con Vos en- tonaremos himnos de gloria y agradeci- miento por habernos dado por Madre 4 su propia Madre, de quien esperamos conseguir esta gracia y la que os hemos pedido en esta Novena si conviene para la gloria de Dios, honra vuestra y bien de nuestra alma.