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tiie canzan 4 ser ministros del Altisimo que transmiten sus 6rdenes 4 las criaturas inferiores. Maria, predestinada y nacida ara ser la Madre de Dios, es en el Cie- o, Sefiora y Soberana, que ocupa un trono de gloria, cabe al de su Divino Hijo, teniendo 4 sus 6rdenes toda la cor- te celestial. Los Angeles, para ser admitidos 4 la bienaventuranza eterna, sufrieron una prueba, sometiéndoles Dios como 4 los hombres 4 la ley de no ser coronado sino el que hasta el fin peleare legitimamente: todos entraron en batalla, y hubo un combate fiero, por haberse declarado en caudilio del mal uno de sus principes mds encumbrados, negando 4 Dios la debida obediencia. Vi6é entonces el Cielo lo que no habia visto, ni vera jamas; vié Angeles convertidos en demonios, y vié Pee: criaturas, fieles 4 la prueba de su ios admitidas 4 la participacién de su felicidad infinita, hechas confidentes su- yos, y mensajeros de su voluntad sobe- rana. Pero Maria... Maria fue predesti- nada para la gloria sin sujecién 4 prue- ba alguna: Dios la dispensé del combate que sostenemos todos los mortales, en atencién 4 los merecimientos de Jesu- cristo; y la voluntad de esa criatura can- didisima no experiment6 jamas la zozo-

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