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—2- ron matar en su cuna 4 su portentosa obra. Jesus triunfante de la muerte y del in- fierno, habia vuelto 4 la diestra de su. Eterno Padre 4 continuar su oficio de mediador de los hombres; mas para que estos huérfanos con triste orfandad no se dispersaran ante la persecucién, y re- cibieran aliento en las duras pruebas, dejé6 4 su Madre benditisima en la Iglesia para que le sirviera de nodriza, como la llaman los Santos Padres, que la alimen- tara en su infancia, y la meciera en su cuna, y enjugara su llanto en los dias - primeros y dolorosos de su existencia sobre la tierra. En Maria, encontré la Iglesia naciente, intérprete fidelisima de las doctrinas de su Divino Hijo; su fer- vorosa oracién atrajo como con podero- so iman al Espiritu Santo sobre el Cole- gio Apostélico, y Ella presidié6 como aestra y Sefiora, aquella primera con- gregacién de fieles que al profesar la misma fé, reconocer la misma autoridad y participar de los mismos Sacramentos, se llamé Iglesia: por eso la Iglesia ha invocado siempre el Nombre benditisimo de Maria en la afliccién, sintiendo su po- deroso patrocinio en favor del push catélico: por eso el pueblo catélico erige por doquiera altares 4 su Reina y Sobe-