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Ie y patrocinio los discipulos amados: y écudndo somos tan amados de Jesus, ni tan adictos discipulos suyos, como cuan- do el mundo nos maldice y condena por nuestra fé cristiana y cristianas obras? Cobremos pues alientos para pelear las batallas del Sefior. :Quién desmayara aunque los hombres y los demonios se conjuren para hacerle retroceder en el camino del bien, teniendo 4 su lado 4 Maria, (como la tuvo Jesus en la furiosa tormenta, ue le arroj6 muerto contra las rocas a 1 sepulcro)? asi Maria, si- guiéndonos paso 4 paso, en este triste destierro, es la columna misteriosa que los guia 4 todos 4 la tierra del descanso prometido al justo que la sigue é invoca con confianza. Volvamos ya nuestras miradas 4 tan bondadosa Madre, y resignando en ella nuestra vida y nuestra muerte, digamos- le fervorosos la siguiente ORACION. c Venid en nuestro auxilio, Virgen Pu- risima del Rocamador, como acudistéis presurosa al pueblo que siempre os ve- nero en este vuestro Santo Templo, sos- teniendo su valor, contra los enemigos del nombre cristiano, También nosotros,
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