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E en satisfacción de mis culpas y como venidos de vuestras paternales manos, los sacrificios y sufrimientos que os dignéis enviarme y espero con ellos purificar mi alma y santificarla y mere- cer así de Vos la dicha de poseeros eternamente, alabándoos en el cielo. Amén. ORACIÓN PREPARATORIA Al principiar este devoto ejercicio de los Quince Sábados, no encuentro, Ma- dre piadosísima, palabras más tiernas para saludaros y ensalzaros que las dichas por el Angel el día de la Anun- ciación: “Dios te salve, llena de gracia, el Señor es contigo, bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre”. Palabras que a la vez que os enaltecen, muestran a los pobres mor- tales el manantial de todo consuelo y el objeto de sus esperanzas. Mas, prin- cipalmente ahora, estando delante de vuestra imagen, infúndenme una con- fianza tal que me hacen olvidar mis miserias y los ultrajes inferidos a Jesús para no acordarme sino de vuestras