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— 59— infiernos doblarán la rodilla ante el Hombre-Dios, cuya gloria será inmor- tal. Con Jesús la humanidad entera resucita a nueva vida. Sea inmenso nuestro agradecimiento a Jesús, que para borrar los pecados aceptó derramar su divina sangre. Sea ilimitada nuestra esperanza en sus mé- ritos que para nosotros conquistó en su Pasión. Confiemos en que si lios re- compensó las humillaciones de su Hijo, recompensará también nuestra vida de dolor. Medítese y pídase la gracia que se propone consegutr. ORACIÓN ¡Madre muy gloriosa, consoladora de los desconsolados, salud de los que en ti esperan, fuente de misericordia y de perdón! Agobiado por el peso de mis iniquidades acudo a tí e imploro tu patrocinio para que me alcances de Je- sús la gracia de vivir, muerto siempre al pecado, pero resucitando en todo mo- mento a mayores deseos de unión es-