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== si quisiera llorar la muerte de su Dios. Y los hombres, los soldados dominados por un súbito terror confesaron aver- gonzados su horroroso crimen recono- ciendo que aquel crucificado era santo e Hijo de Dios: Mas, por sobre todos se encontraba el Centurión testigo de to- do el proceso iniciado contra Jesús, de su santidad e inocencia, —según que, de boca del mismo Gobernador Pilatos había sido proclamada y por él oída, de todo lo acaecido en la cima del Gól- gota donde, puesto frente a Jesús, ha- bía observado sus sufrimientos y admi- rado su divinal silencio, la tranquilidad de su espíritu y la oración por quienes le crucificaban...; ese hombre, dándo- se golpes de pecho, glorificó a Dios y confesó a Cristo como Hijo verdadero del Dios del cielo. Bajado de la cruz el cuerpo de Jesús fué embalsamado y puesto en el sepul- ero, labrado en peña viva y cubierto con una muy pesada losa. 1 Redentor de los hombres había proclamado en vida su resurrección futura. Para impe- dirla, sus enemigos sellaron el sepulcro y dejaron guardas que custodiaran el

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