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ai E, palos El espíritu de madre e hijo fué renova- do en Dios por la presencia de quien llevaba en su seno a la fuente de toda gracia. A su vez María regocijada ex- puso su gratitud en aquel inimitable cántico, expresión del alma más humil- de embellecida de las mavores grande- zas divinas. Por manera que. esta Vir- gen sin mancilla es quien atrae sore las almas las gracias de santificación y perfección emanadas siempre de su Di- vino Hijo Jesucristo. Cor ' ] Padres y Docio » la ertdo Dios darnos a entender que la Santísima Virgen es la disp: nsadora de todas las gracias. A María, pues, hay que acudir con entera confianza. Que nuestras ple- garias pasen siempre por las manos purísimas de nuestra Madre hásta ei trono de Jesús. si no queremos expo- nernos a recibir un merecido rechazo de ellas. Si por el tallo se llega a la flor, quien desee alcanzar la gracia del Espí ritu Santo, que busque la flor en el ta- llo, o sea, a Jesús en María. Ella es el camino por el que vino hasta nosotros el Salvador del mundo. (San Bern.)

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