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convicciones de hijo férvido la simple duda que se le manifestara sobre la Concepción Inmaculada de la Reina de los cielos o su Ascensión en cuerpo y alma al empíreo. Antonio no respiraba sino amor por su adorada Madre, como lo manifestaba en sus escritos y predicaciones. El amor de San Antonio a la Virgen se puede rastrear de las múltiples apariciones de la Virgen a su devoto. Dígalo la venerable gruta de Drieve donde se le dejó ver la Madre de Dios en actitud de subir al cielo. Antonio quiso morir en el convento y santuario que estaba consagrado a la Virgen y así lo ma- nifestó a los Religiosos; pero murió ento- nando el himno mariano, «0h Gloriosa Domina», en cuyos maternales brazos ex- piró... Medítese y pídase, por intercesión de San An- tonio, la gracia que se desea conseguir.

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