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16 — a la oración. «Conocí, dice el Sabio, que: 10 se puede ser casto, si Dios no le dá. Hay que huir de los peligros y pactar con los sentidos, a fin de no hacer aquello que pueda causar la muerte del alma La diadema que orna las sienes de San Antonio. escribe el Doctor Seráfico, se com- pone de todas las coronas de la gracia, de todas las perfecciones que se encuentran diseminadas en todos los elegidos. Tiene la ciencia de los ángeles, la fé de los Patriar- cas. las celestiales inspiraciones de los Pro- fetas. el celo de los Apóstoles, la pureza de las Vírgenes, la autoridad de los Confeso- res. el heroísmo de los Mártires.» Conforme a este sentir de San Buena- ventura, la tradición nos pinta 4 nuestro Taumaturgo con el niño Jesús en los bra- zos y un lirio, símbolo de la virtud angéli- ca. Cuando apenas contaba seis años, se dirigió un día al templo y, ante la ¡magen de la Inmaculada Madre de Dios, le dedi- có perpetuamente con voto su virginal pu- reza. Si asistía al Santo Sacrificio, su de- voción era tal, que más parecía angélica

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