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— 40: = ledad, a fin de que Nuestro Señor nos ha- ble y guíe al monte de la perfección. Meditese y pídase confiadamente, por interce sión del Santo, la gracia que se desee alcanzar. FRAGMENTO 1.” DE LA VIDA DE S. ANTONIO Habíanse reunido, con motivo de unas ordenaciones sacerdotales, los nuevos sa- cerdotes pertenecientes a la Orden de Pre- dicadores $ de Relioiosos Menores, a cele- brar modestamente tan fausto acontecl- miento. Era costumbre en tales ocasiones pro- nunciar un breve discurso para levantar el espíritu a Dios. El P. Graciano invitó a los Relieiosos de Sto. Dominceoa que di- rigieran a los circunstantes una breve y fervorosa plática. Uno tras otro fueron ex- cusándose hasta que, por fin, el P. Supe- rior volvióse a Fr. Antonio y le mandó que hablara. Se conocía su sencillez y piedad, su humildad y obediencia, garantías sufi- cientes para no temer de su resistencia.