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mildad nace y se desarroll: 1 potente al abri- go de un claustro, en el silencio, muy lejos del trato y roce con el mundo. Las flores puestas al alcance de todos y por todos vis- tas, que se hallan a lo largo del camino, a todo sol y aire, pierden fácilmente su aro- ma y no se les aprecia lo bastante y aún se les pisotea con desdén. Lo cual no acaece con las muy raras y de subido valor, sino que se les defiende y protege con esmero y son primorosamente cultivadas. Dios, dice la Sagrada Escritura, busca y se co- munica a las almas, verdaderas flores es- pirituale s, en el jardín apartado de la reli- vión,exentasde peligrosde vanidad y presun- ción que sólo aspiran aire purísimo y reci- ben calor benéfico y que, ala vez que se alimentan, despiden el perfume suave de la virtud. En la soledad fué donde el contempla- tivo de Monte Paolo, San Antonio, echó los cimientos de su própia perfección, de su humildad. Ella, en esa gruta abierta en la roca, le enseñó a vivir desconocido aun de sus mismos religiosos, a ocultar sus re-