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2 MA TVRRA MIAA trepó la roca, penetró en el interior de ella, subió y bajó por trés veces has- ta que, desaparecida la visión, Bernar- dita fuese a su casa, tranquila sí, pero muy consolada. 28.—En este día 28 congregose co- mo un millar de personas junto a la gruta, las cuales, por expresa voluntad de la niña Soubirous y a su imitación, se postraban de rodillas y besaban la tierra. Reinaba un gran silencio y de- voto recogimiento. Bernardita se quitó la capucha, entregó la vela, después que hubo rezado ante la gruta, volvió a hin- carse, subió y bajó tal como se lo había manifestado la Aparición desde la gru- ta. Al decir de varios testigos. no era ya sóla Bernardita quien hacía penitencia por sí y por los demás. Veíase acompa- ñada, y cuantos presenciaban tan con- movedores actos, repetían con ella esas mismas reparaciones llorando de dolor y emoción.

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