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AA ES señal de penitencia, Bernardita hizo un ademán de cabeza en sentido afirmati- vo. Luego, ardiendo su corazón en celo y amor por aquella hermosa imagen que manifestaba en su rostro un dejo de amargura inmensa, rogó con el signo imperioso de su brazo a la muchedum- bre que le secundara en aquella obra; y todos unánimemente, entre sollozos y lágrimas, puestos de rodillas, besaban el suelo al mismo tiempo que la piado- sa niña. Si queremos atraer sobre nosotros las miradas de Jesús y de María, reparemos privada y públicamente nuestros peca- dos y los de nuestros prójimos. Medítese y pídase la gracia que se propone conseguir en esta novena. APARICIÓN 10.*, 11.* y 12.* 26, 27 y 28 DE FEBRERO 26.—La gruta estaba rodeada de más de ochocientas personas. A eso de las 1, llegó Bernardita, quien, de rodillas, comenzó a rezar. Por los movimientos de cabeza y cuerpo, se comprendió que

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