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— J0 — bien ha oido la voz de la Santísima Virgen que le dice beba del agua que vá a hacer brotar y se lave con ella, cuando, presurosa, corre, én busca de la fuente. Ni titubea. Sabe que no existe más agua que la del río Gave: a pesar de ello vá y ahonda la tierra con las manos hasta que logra ver brotar un agua milagrosa. Turbia como sale, Ber. nardita bebe y se lava cumpliendo a la letra el mandato de la Señora. Toma después del pasto próximo a la fuente y le come, cual si fuese el manjar más exquisito. Cuantos la contemplan se quelan estupefactos. No alcanzan a comprer der el misterio y la significación de aquellos hechos. Y atónitos le pregun- tan: ¿Por qué la celeste Aparición te obligó a beber del agua turbia “enién- dola tan clara y tan a la mano “omo es la del río Gave? “No lo sé”. contesta Bernordita: “Yo no hago sino lo que me muda la Señora.” ¡Oh! Y cómo premia la Madr> 42 la obediencia esta sumisión y candiñoz de su sierva. sa fuente de agua mezclada con barro en un principio, clareará más tarde y bro-