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Una piedra lanzada sobre la imagen por una de las compañeras, hizo que la ¡oven desapareciera, cual si fuera un relámpago. Este hecho presenciado por numero- sos testigos fué conocido y comentado en todos los ámbitos de la ciudad. *“Se ha aparecido un alma del Purgatorio”, decían, mientras que la familia y los parientes de la Vidente rogaban a lios que los librase de tanto mal. '*No hay que hacer caso de eso; es una ilusión”, exclamaban los que se tenían por más avisados. Con todo, no faltó quien instó a Ber- nardita para que volviera el 18 por la mañana. La señorita Peyret, que era una de las que le acompañaban, ofreció llevar consigo papel, tintero y pluma. Una vez en la gruta, Bernardita se arrodilló e hincó de rodillas. A poco di- jo: ““Ahí está”. Lleváronle los útiles que la niña debía de presentar a la Vir- gen para que escribiera. Poco después se retiró exclamando: La Señora se ha echado a reir y ha dicho: ““Lo que Yo

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