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Desde este dia la pastorcita de Bartres se sentira atraida por la visién. El jueves, 18, la vid por tercera vez; este dia esperaba la Aparicién. {Tendrds la bon- dad, dijo a la nifia, de venir aqui durante quince dias? Lo prometié Bernardita, y afia- did la Aparicién: No te prometo la felicidad en este mundo, sino en el otro. Otras pala- bras se cruzaron entre la nifia y la Sefiora, la vidente las conservara ocultas en su co- razon. Desde el dia siguiente, la nifia acudié a la cita de la Aparicién. En esta ocasién le acompahan su madre y su tia Bernarda y algunas personas que desean contemplar a la vidente. jOh, qué bella estd!, dicen los testigos, viendo un como reflejo celestial en aquel rostro humano. El sabado, 20, y el domingo, 21, acudieron muchos cientos de personas. Algunas que no creian, se retiraron convencidas de la rea- lidad de la Aparicién. En estos dos dias, mientras la Virgen ensefiaba una oracién personal a Bernardita y la invitaba a rezar por los pecadores, el resplandor extraordi- nario del rostro de la nifia daba testimonio visible y real del milagro. Del 23 de febrero al 2 de marzo y ante una muchedumbre que aumentaba cada dia, llegando a varios miles por la afluencia de los pueblos vecinos, la Aparicién fué diaria. Estas apariciones son matizadas de episodic: euriosos y varios, preludio de las futuras peregrinaciones. El dia 23 recibe Bernardita la comunicacién de tres secretos que guar-_ dara fielmente hasta la muerte. El 24 comu- nica a la muchedumbre el llamamiento de la Virgen a la penitencia. El 25, ante el el asombro de la multitud, hace brotar de 7
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