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pre presente en la diversidad de sus miem- bros y la unidad de su fe. Todos gritando el mismo saluao: jjAve, ave, Maria!! y pronunciando juntos el sim bolo perfecto, el Credo de la gran familia Catstica. En Lourdes aparece ademas en primera linea la figura simpatica de la pastorcita Bernardita Soubirous. Todos saben quién es Bernardita én Lour- des, pero pocos son los que han Iegado a conocer a la humilde Religiosa de San Gil- - dardo de Nevers, o sea a Sor Maria Bernar- da y lo cierto es que en la vida oscura del Convento fué donde brill6 con mayor res- plandor.- Los testigos de las Apariciones exclama- ban, al contemplarla en Lourdes: jQué her- mosa es!. pero mucho mas bella aparece en — San Gildardo, clavada en el lecho por sus dolores y mucho mas atin al descansar, ya cadaver, sobre el atatid; un resplandor que es el brillante resplandor de la santidad llenéd de entusiasmo a los que la contempla- ron después de su muerte. Si podemos saludar hoy a Bernardita con el titulo de Santa, no es por haber sido escogida por la Inmaculada para “er su confidente y la mensajera de su vo untad, sino por haber sido la Religiosa heroicamente humilde, abnegada y sacrificada hasta la in- molacioén de si misma y haber correspondido a los dones concedidos por Maria llevando una vida pura y de sacrificio

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