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Dia tercero jOh Santa Bernardita! jQué alegria tan sobrenatural se apoderé de vuestra alma al oir la promesa de Maria! Os prometié la fe- licidad, no la terrena y transitoria de esta vida; la verdadera, la eterna, la sobrenatu ral que es la contemplacién de Dios en el cielo. ;Oh qué hermosa y grande es esa di- cha ofrecida! Tened piedad de nosotros, ha- cednos comprender esta verdad: que la dicha ofrecida por el mundo, no es felicidad, es tristeza y dolor, es amargura y pesar. Al- canzadnos de Maria ‘Inmaculada la misma fe- licidad que os prometi6é en la visién de Lour- des. Rogad por nosotros para que consiga- mos la salvacién eterna de nuestra alma y participar de esa felicidad que os prometié - Maria. Por aquella alegria que inundé vues- tra alma al oir las palabras de la Inmecula- da Virgen, escuchad nuestras oraciones y concedednos el favor que os pedimos en esta Novena, por Jesucristo Nuestro Sefior. Amén. (Cinco Avemarias y Glorias..: y las invo- caciones como el dia primero). Dia cuarto jOh Santa Bernardita! Me complazco en recordar el triunfo alcanzado por Maria de- fendiéndonos de los demonios en la gruta de Lourdes. En nuestras tentaciones implorad el auxilio de Maria para vencer, con su protec- cién a los enemigos de nuestra salvacién. La misma Virgen os ensefié a orar. Hacednos comprender la importancia de la oracién; en- sefadnos a orar con fervor y devocién; ins- 31

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