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la tierra, rasgada ligeramente por sus ma- nos, la fuente inagotable. El 26 besa ia tierra por la conversién de los pecadores. El 27 anuncia al sefior Peyramale, parroco de Lourdes, que la recibe con fingida frial- dad, que la Aparicién desea se levante una capilla. El 2 de marzo repite al parroco '? misma orden, afiadiendo: quiere la Sefiora que se venga en procesién a esa capilla. El dia 3 de marzo, la roca en que se aparecia la Visién, permanecia oscura y silenciosa. Al dia siguiente, ante la presencia de veinte mil asistentes, la nifia, siempre modesta y sencilla, recibi6 iluminacién celestial por ultima vez. Habian terminado las quince apariciones, que era el nimero de invita- ciones recibida por Bernardita, de parte de Maria. Con frecuencia venia la nifia a pos- trarse ante la Gruta, adornada por la de- vocién popular. El dia 25 de marzo, en pre- sencia de una muchedumbre atraida por la fiesta de la Anunciacién, cayé en éxtasis la pastorcita. Bernadita rogé y suplicé este dia a la Visién, le diera a conocer el nom- bre de la Sefiora, y ésta pronuncié unas pa- labras que recogerdn los siglos: Yo soy la Inmaculada Concepcién. Los dias 7 de abril y 16 de julio, al toque del Angelus vespertino, aparecié Maria so \- riente a su favorecida. En el Claustro de Nevers Aun permanecié Bernardita algunos afios en Lourdes con su familia y con las Herma- nas de Nevers, que estaban encargadas del Hospicio y de la escuela unida al mismo Fe ata Toate ial
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