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29 vadora mía! no dejes de fijar tu mirada compasiva sobre mi fami- lia, mi patria y toda la Iglesia. Particularmente Te suplico no me niegues la mayor de las gracias, esto es, que mi fragilidad no me aparte nunca jamás de Tí. Haz, que yo persevere hasta el último suspiro en la fe y amor que en este momento abrasan mi alma. Haz en fin, que todos los que coopera- mos a la grandeza de tu Santuario de Pompeya, seamos del número de los escogidos. ¡Oh Santo Rosario de mi Madre te estrecho contra mi pecho y con reverencia. te beso! (aquí besa ca- da uno su rosario) Tú eres vía pa- ra llegar a todas las virtudes; te- soro de méritos para el paraíso; prenda de predestinación; inque- brantable cadena que sujeta al ene- migo; manantial de paz para los