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81 325, a causa de una enfermedad conta- giosa, hacía 18 meses que estaba recluí- da en la Casa de Aislamiento. En una de lus visitas que le hizo su madre, la niña le indicó la Iglesia de Nueva Pompeya, que se veía desde los jard nes de la casa, diciéndola al mismo tiempo: quiero qu me ofrezcas a la Virgen de aquella Lale sia. Volvió la madre a su casa y refle zionando sobre las palabras de la niña, creyo ver en ellas una inspiración ; y en la cocina, donde se hallaba, se arrodilló y pidió a la Virgen de Pompeya la cu- ración de su hijita. La gracia no se hizo esperar; en quince días quedó la niña curada por completo. OBSEQUIO. Hacer una confesión, eo mo si realmente fuese la última de nues- tra vida. ORACIÓN. Soberana Reina del Ro- sario de Pompeya. Espantada mi alma con el recuerdo de los últimos momen tos de mi existencia, acudo a Vos en demanda de un beneficio, que no me lo podreis negar. Concededme, Madre querida, que en mi última enfermedad,

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