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66 mingo, se fueron camino del Calvarid para terminar de ungir el cuerpo del Salvador. Lo que las preocupaba era modo de abrir la puerta del sepulero, ¿Quién nos quitará la piedra? decían, Ignoraban evidentemente la presencia de guardias en el sepulero. Pero pronta sus preocupaciones cambiaron de obje to. Una violenta conmoción agitó la tie rra y luego vieron un grupo de hom bres, que corrían hacia la: ciudad. Er los guardias del Sanedrín, a quienes terror hacía abandonar la eustodia de sepulero, En el momento en que tembló la tie rra el Señor salía del sepulero; un á gel que apareció al punto, volteó la pie dra y estaba sentado sobre ella. Era sy vestido blaneo como la nieve y su fren: te brillaba como el brillo del relám pago. Acercáronse las mujeres al sepule y vieron su interior lleno de claridad pero el temor las detuvo en el umbral desde el cual vieron dos ángeles sentad en las extremidades del baneo funera rio: las mnjeres se arrodillaron y em

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