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mesta en manos de un conocido doctor ? , quien después de un prolijo examen, vi- no a diagnosticar que su enfermedad era una tuberculosis pulmonar. El mismo día del examen legó a co- nocimiento de la enferma el diagnóstico del doctor y al momento, sin esperanza en la ciencia contra su enfermedad, pro- metió a la Virgen de Pompeya hacer los Quince Sábados, si la devolvía su salud, y en el mismo día, sábado, vino a visi- tar a esta bondadosa Madre aquí en su templo. El lunes siguiente fué sometida a un nuevo examen; concluído el cual, dijola el doctor: No comprendo cómo en. el examen del sábado hubiera sufrido tan | grande equivocación : hoy no he encon=! trado ningún indicio de tuberculosis ; sus) pulmones están completamente sanos. La señorita Amelia goza de completa salud y es una de las asiduas visitantes a la Virgen de Pompeya. OBSEQUIO. — Sufrir eon resignación cualquiera injuria: que recibamos. Oración. — Soberana Reina del Ro- sario de Pompeya. Puesto que vuestro divino Hijo quiso someterse al tormento

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